sábado, 9 de abril de 2011

¿Qué es la violencia y cómo se aprende?


La violencia se define como un acto intencional, dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a alguien más. Casi siempre es ejercida por las personas que tienen el poder en una relación, como el padre y/o la madre sobre los y las hijas, los y las jefas sobre los y las empleadas, los hombres sobre las mujeres, los hombres sobre otros hombres y las mujeres sobre otras mujeres, pero también se puede ejercer sobre objetos, animales o contra uno mismo.
La violencia es un acto que, ya sea que se dé una sola vez o se repita, puede ocasionar daños irreversibles. Implica un abuso del poder mediante el empleo de la fuerza, ya sea física, psicológica, económica o política.


Las personas no son violentas, la cultura las hace; el ambiente en el  que viven la educación, la religión y el medio que les rodea puede provocar la violencia. La educación, las reglas de género, en la forma en la que son educados los hombres y las mujeres  y los juegos infantiles que han sido clave para fomentar la violencia. Los juguetes bélicos y agresivos influyen, particularmente en los hombres para que ejerzan determinados tipos de violencia. Jugar desde chicos con pistolas, dardos, espadas, soldados y tanques de guerra es forma de enseñar a  los niños a aceptar la violencia, de enseñar a valorar los actos e instrumentos violentos, como si la guerra fuera una forma legítima de resolver los problemas y convivir en sociedad. En cambio, las reglas del género imponen otros juguetes para las niñas, a quienes suele dárseles muñecas, juegos de  té, trastes domésticos y de labores domésticas.

Esta distinción, que a veces llega a ser drástica , no solamente ha favorecido las condiciones de desarrollo intelectual diferentes para niñas y niños, sino que también configura la violencia de género y ciertos modos de sr masculinos y femeninos poco solidarios. Esta diferencia asociada a los papeles de género, se reflejan después en la distribucion desigual del trabajo asalariado y doméstico y en formas distintas de distinguir lo femenino mí lo masculino.

Determinan, además modos de relación, de distribución del poder y de toma de decisiones en las parejas. Las actitudes violentas, se consideran rasgos eminentemente masculinas, mientras que las actitudes femeninas de sumisión y abnegación ase asimilan a lo femenino.
Tanto los hombres como las mujeres aprenden, repiten estas actitudes, que son muy perjudiciales en relaciones entre ellos y ellas. Sin embargo estas relaciones pueden cambiarse en las que el respeto, la comunicación y la igualdad de derechos sean importantes.   



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